» Habiendo conocido las encuadernaciones italianas del siglo XVI y sus dorados, comprendí que el arte de encuadernar un libro podía ser considerado legítimamente un Arte por derecho propio, tanto como la arquitectura, la escultura o la pintura, erradamente consideradas hasta el siglo XIX como las únicas artes mayores». – Michel Wittock, presidente de la Biblioteca Wittockiana de Bruselas.-